Romina: Una opción tradicional

Dirección: Av Homero 716, Miguel Hidalgo, Polanco, 11550 Ciudad de México, CDMX
Teléfono: 01 55 4432 4432
Tipo de Comida: Italiana
Categoría: $$$
Relación C-P: ✓✓

Es un restaurante italiano tradicional, ubicado en una zona no tan concurrida de Polanco, pero no por eso menos agradable. Nosotros decidimos asistir a cenar, con la intención de compartir un momento especial, objetivo que fue logrado.

El tipo de mesas en general es variado, con un predominio por familias, pero también es ideal para una cena en pareja. La cantidad de gente es moderada, por lo que no es necesario programar una reservación. El código de vestimenta es casual.

En cuanto al servicio, sin presión para ordenar las bebidas ni alimentos. Algo que considero muy positivo de cualquier servicio, es el hecho de ofrecer agua al sentarse, da una atención extra y desinteresada. En cuanto dijimos que íbamos a compartir, se tomaron la libertad de traer todos los platos divididos, cosa que les da puntos a su favor. Todo es presentado por tiempos, nunca permitiendo tener dos platillos diferentes en la mesa, y de este modo evitando que cualquiera se enfríe.

El ambiente es acogedor en el interior, contando con diversas obras de arte, y una cava de vinos. En cambio, la terraza es un poco más fría (principalmente por las paredes rojas).  El inmueble es cómodo, por lo que, si desea hacer sobremesa y platicar un poco, está bastante agradable.

La carta cuenta con variedad en todos los grupos de alimentos, teniendo la libertad de elegir de acuerdo al antojo de día. Cuenta con opciones vegetarianas suficientes. La carta de vinos es amplísima en productos de viejo mundo, y especialmente en tinto, la variedad en precios es escasa. Hay cuatro o cinco opciones por copeo, de las cuales elegimos una, la cual hizo buen maridaje con la comida en general. El día que fuimos todo lo presentado estuvo disponible, excepto el Bavettine al Granchio, mismo que desde la recepción nos hicieron saber.

¡Ahora sí! A lo que queremos leer: La comida. Como en esta ocasión fuimos dos personas, sólo tuvimos la oportunidad de probar tres platos. En general la cocción de la pasta fue perfecta en todos los platillos, las porciones abundantes para estar divididas en dos (o una excelente técnica de emplatado). El primero fue el Pappardelle al Ragú D’Angello, la carne bien, no con sabor ni textura características de cordero, por lo cual pudieron haberme engañado, y ni en cuenta, pero fue un detalle no muy relevante, ya que a pesar de esto conserva un excelente sabor. 

Luego comimos Tortelloni con queso de cabra y ricota, salsa pomodoro con tomillo, el único detalle es que una de seis piezas venía vacía, y por lo mismo la pasta de este, estaba mal cocida. De allí en fuera, excelente, la mezcla de quesos genera que el sabor del queso de cabra sea solo sutil, conservando una textura cremosa en el relleno.

Y finalmente comimos el risotto All`Anatra, con pato horneado y vino Morsola, el pato estaba blando, pero hubo pedazos de pura grasa, en vez de ser en general marmoleado, fuera de eso, el plato está bien integrado, aportando sabores completamente nuevos.

En conclusión: un lugar sobrio, tradicional, conservador, con alternativas interesantes en su comida.

Nejmous

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