Merkavá: Un carruaje con destino al Medio Oriente

Tipo de comida: Medio Oriente.
Categoría: $$$
Relación CP: üüü

Ubicado en la Condesa, fundado por los renombrados Chef Daniel Ovadía y Salvador Orozco, quienes cuentan con diversos restaurantes; entre los más representativos Nudo Negro (el cual será comentado en otra ocasión) y Peltre. En esta ocasión fuimos a Merkavá, cuyo nombre significa carruaje, y literalmente es uno que nos conduce a Medio Oriente sin realizar paradas. A poco más de tres meses de su apertura, ya es un lugar suficientemente conocido como para necesitar reservación para sentarte a cenar después de las 20:30.

Desde la decoración, la música, hasta la platería y cubiertos, logran perfectamente el objetivo de este lugar. Los títulos de la carta son palabras hebreas en fonética, la carta de vinos cuenta con diversas opciones israelís, rumanas, libanesas, entre otros países de Medio Oriente y Europa del este, incluso limitándose a estos piases, resulta una carta amplia, que da perfecto maridaje para sus alimentos.

La carta de alimentos destaca por su cantidad de Humus con diferentes preparaciones, abundantes opciones de Salatim (ensaladas, de las cuales se puede elegir una orden de 7 o 14). Los nishushim, cuentan con opciones tanto para carnívoros como vegetarianos, y entre los platos fuertes hay opciones de todos los grupos alimenticios.

El servicio, algo que también cabe destacar, es paciente, con recomendaciones presentes en todo momento. El conocimiento de la carta por parte de los meseros es impecable, conociendo más allá de las descripciones escritas. Igual con los vinos.

Con la comida, prácticamente perdimos el control. Nosotros crecimos comiendo este tipo de comida (en casa siempre comida árabe, mediterránea e israelí). Todas las porciones son como en una típica casa árabe; ideales para pedir al centro y compartir.  De este modo, pedimos un Humus con cordero y piñones, el cual está elaborado a la perfección, la textura es suave, llegando a ser aterciopelado, además de los ingredientes principales, se le agrega aceite de olivo como tradicionalmente se hace.

Después, comimos hojas de parra rellenas de arroz con carne de cordero, las cuales conservan la firmeza que se espera en este plato, lo que significa que se conoce la técnica y ha sido bien ejecutada (no es un plato fácil de elaborar), el relleno tiene un sabor clásico, nada fuera de lo común.

Posteriormente pedimos una orden de siete salatim: Baba ganoush, que sin problema es de los mejores que hemos probado en nuestras vidas, incluso mejor que el de casa.  Ensalada de papa con huevo, con aderezo de mayonesa, limón, comino y pimienta, la cual estuvo bien, pero pudo haber sido mejor, a la papa le faltó cocción, y nos hubiera gustado que el corte de los ingredientes fuera más fino. Ensalada de betabel, tamarindo, limón, comino y pimienta roja, la cual fue excelente, como esperado predominando el sabor del betabel, pero agregándole un toque especial el resto de los elementos de la ensalada. El lebneh hecho en casa (también conocido como jocoque), fue literal como el de casa; comúnmente este es secado de más, pero aquí no, está bien elaborado, conservando una textura tan suave como la del cielo, además se le agrega aceite de olivo, y un toque de Zaatar (mezcla hecha a partir de diversas hierbas y especias, desde pimienta, hasta Jamaica). Pedimos Matbucha, que por preferencias personales no fue de nuestro agrado. Pedimos las coles de Bruselas con amba; salsa sumamente ácida, fue una agradable sorpresa, nunca habíamos comido coles de Bruselas, y a partir de ahora aprovecharemos todas las oportunidades para comerlas. Finalmente comimos el falafel, que es como el tradicional de garbanzo, con exterior crujiente e interior suave.

Como les comentaba antes, literalmente perdimos el control, ya que luego elegimos la coliflor rostizada con vinagreta de Zaatar y guarnición de yogurt con menta. Es una porción mayor de lo que uno se imaginaría, ya que traen la coliflor entera, incluso con tronco y hoja. Parece difícil de cortar, pero a la hora de hacerlo; como mantequilla. El sabor predominante es el de la coliflor, siendo los aderezos un toque complementario muy sutil.
Luego comimos el kebab de Wagyu y Foie Gras, simplemente increíble, cocción perfecta; literalmente tenía todo lo que nos gusta del kebab, y carecía todo lo que nos disgusta del mismo. En este caso el sabor predominante era el de la carne y foie gras, y no el de las especias utilizadas (cosa que es realmente valiosa y difícil de encontrar). 


Y ¿porque no? Postre! Entre muchas opciones, elegimos el helado de café turco y merengue de cardamomo. Para los que habituamos tomar café turco, sabemos que el sabor es intenso, y sumamente amargo; cosa que no sucedió en este postre, ya que, para nuestra sorpresa, el helado no es sólo de café, sino que se le agrega chocolate, dándole el toque de dulzura esperado para un postre. Encima tiene varios pedazos de merengue de cardamomo, que, si sabe a cardamomo, generando una mezcla perfecta.

En conclusión, un lugar que persigue generar una cocina de Medio Oriente tradicional, pero como siempre dándole su propio switch. Con ambiente perfecto para sus objetivos. Servicio y alimentos de alta calidad. 

Dirección: Calle Amsterdam 53, Hipódromo, 06100 Cuauhtémoc, CDMX
Teléfono: 01 55 5086 8065
Nejmous

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